Tomado de espaciodeportes.com
Mourinho es un hombre analítico. De esos que tratan de cincelar el resultado que les conviene. Cuando el rival es de terror, entra cauto al campo de juego, defiende con orden, mima la actitud de equipo y cuando es el momento da el zarpazo. Luego da otro, y otro. Y se repliega. Como una fiera. Algunos lo llaman el estratega del antifútbol; los que lo defienden alaban sus métodos. Yo creo que el fútbol necesita estrategia, y Mourinho, por sobre todas las cosas es eso: un estratega. Un general que conoce el mapa y por supuesto conoce el territorio.
Al correr he estado pensando en Mourinho y sus estrategias. Porque a veces creo -en ese largo tiempo en que uno corre a menudo es un espacio para pensar tonterías- que correr un maratón, para un novato como yo, puede ser un ejercicio para hacer un símil con el fútbol. Y estoy convencido de que debo ir a correrla como si Mourinho planteara una más de sus estrategias conservadoras.
Arrancar los diez primeros kilómetros con calma, con un pace prudente y sentir que cuando termino esos 10 kilómetros es como si recién fuera empezar a correr, ahora solo 32. Es una larga de domingo. Vamos cero a cero.
Ya llegará el momento del zarpazo. El momento del centro de Ramos y el cabezazo de Higuaín. El momento en que Cristiano, como una flecha, aparecerá también como un fantasma para hacer lo que tiene que hacer.
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